miércoles, 19 de mayo de 2010

La depresión en los niños


Aproximadamente, dos de cada cien niños y cinco de cada diez adolescentes se deprimen y los estudios señalan que este complejo trastorno psicológico va en aumento"
Son muchas las teorías que intentan explicar esta realidad y múltiples los modelos que lanzan hipótesis sobre las causas de la depresión infantil. Afortunadamente, los avances en este campo son cada día mayores y, tanto psicólogos como psiquiatras, progresan en el estudio y la comprensión de este trastorno y de los factores biológicos, psicológicos y sociales que lo alimentan.

La depresión infantil es un problema psicológico cuyas principales características son:

•Estado de ánimo triste o irritable.
•Desinterés o ausencia de placer en actividades agradable.
•Cambios psicofisiológicos que pueden afectar al sueño y al apetito.
•Cambios psicomotores que influyen en sus niveles de energía y su grado de actividad.
•Cambios cognitivos que interfiere en la capacidad de pensamiento, concentración y decisión.
Durante la infancia predominan los componentes psicofisiológicos mientras que en la pubertad y la adolescencia adquieren mayor relevancia las cogniciones y la aparición de problemas sexuales.

Para conocer si un niño presenta depresión debe ser evaluado con técnicas psicológicas y, si procede, con pruebas médicas. Es evidente que los padres deberán reaccionar acudiendo a los especialistas, ante la más mínima sospecha sobre la aparición de alguna de las características arriba indicadas. No obstante, cabe señalar un par de observaciones que ayuden ante esta decisión:

•La diferencia entre la tristeza normal y el estado de ánimo triste propio de la depresión no es sólo cualitativa sino cuantitativa. El niño deprimido está triste con más intensidad, durante más tiempo y con mayor frecuencia que en otros momentos.
•Las conductas de los adultos que conviven en el entorno de un niño que comienza a presentar síntomas de depresión tienden a hacer que éste empeore y que incluso estos síntomas lleguen a convertirse en crónicos.
Esto puede ocurrir cuando se demora la intervención de los especialistas y se aplican -se entiende que inadvertidamente y llevados por la preocupación- reforzadores positivos a las conductas características de la depresión, en forma de mayor interés y mayor atención cuando el niño se siente triste, desanimado, abatido, llora, deja de comer, no juega..., pasando desapercibidas y, por tanto, no valoradas otras conductas más deseables y propias del niño feliz y sano.

domingo, 16 de mayo de 2010

Actividades Crearte

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Hábitos para dormir

imagen tomada de fotos-bebes.net/.../2008/12/bebe_durmiendo.jpg

¿La hora de dormir es una pesadilla?
Una de las grandes dificultades que tenemos padres y madres es lograr la armonía a la hora de ir a dormir. ¿Por qué nos ocurre esto?
  1. Desde que nacen tenemos miedo que les pase algo si se encuentran solos en la cuna y no dormimos pensando si le da muerte súbita, ahogo, vómito... Entonces los llevamos a nuestra habitación y muchas veces a nuestra cama.
  2. No establecemos horarios para dormir.
  3. No hacemos rutinas para dormir como bañarlos, leerles un cuento, generar un ambiente para dormir.
  4. En edades pequeñas no les permitimos hacer siesta porque pensamos que si no duermen estarán más cansados por la noche y se dormirán más temprano. Esto no funciona así ya que entre más cansados, se vuelven más irritables.
Y así encontramos una serie de causas que impiden un sano sueño y en el lugar adecuado de nuestros niños y niñas. Como hemos comentado en otros artículos, la rutina y la estructura son bases fundamentales en todo lo referente al proceso de enseñanza de hábitos de nuestros niños y niñas.

La importancia de dormir bien
Debemos recordar, respecto al sueño, que los y las bebés, tienen períodos de sueño durante el día, los mismos se interrumpen para suplir necesidades alimenticias, limpieza y conforme crecen, de entretenimiento, exploración, aprendizaje. Posteriormente, a partir de los seis meses aproximadamente, se debe dormir casi de forma continua durante la noche y hasta los 8 años aproximadamente, se debe dormir unas 10 horas para que los niños y las niñas estén bien descansados y prestos para el aprendizaje.
El sueño tiene una función en el desarrollo y el crecimiento. ¿Han escuchado la expresión de "sueño reparador"? Pues bien, esto se debe a que algunas sustancias del cerebro solo se generan cuando dormimos. Estas sustancias están relacionadas con la captación de nutrientes, el crecimiento, la memoria y otros procesos fundamentales para el equilibrio y el desarrollo psicosocial, neurológico y físico en general.

Ahora si... ¿qué hacer?

Lo primero que debemos hacer y si estamos a tiempo, es crear hábitos para dormir desde que son pequeños y pequeñas. Esto no quiere decir, como hemos notados con algunas familias, que cuando el bebé o la bebé duerme, nadie puede hablar casi ni respirar porque bebé es extremadamente sensible a cualquier ruido.
Lo que estamos tratando de decirle es que siga los siguientes pasos (no importa la edad):
  1. Establezca un horario para ir a la cama que permita que su niño o niña despierte al día siguiente cumpliendo la cantidad de horas de sueño que le corresponde. Esto quiere decir que si el día en su familia inicia a las 7:00 a.m., entonces su hijo o hija debe estar durmiendo a las 8:00 p.m. o a más tardar las 9:00 p.m., por lo tanto deben cenar unas dos horas antes y debe iniciar la rutina para acostarse una hora antes. Así evitará que amanezca irritado o irritada, no tendrá dificultades para desayunar (otro elemento fundamental para el crecimiento).
  2. Haga una estrategia para dormir. Pueden ser diferentes cosas: bañarlo o bañarla en agua tibia para prepararse a dormir, lave los dientes (esto quiere decir que cenaron antes), ponga la pijama (no haga cosas como dejar que sus hijos e hijas se duerman con la ropa que andan o mueran de cansancio viendo televisión o el automóvil). Después de la pijama, llévelos a su cama, ponga una luz tenue, leales un cuento y que duerman. Durante el proceso del baño ya sea que se duchen o cuando se lavan los dientes, es importante que realicen cualquier necesidad fisiológica para que no sufran accidentes mientras duermen. También puede aplicarles una crema relajante antes de la pijama y hacerles un pequeño masaje.
  3. Recuerde, esta técnica solo funciona si usted tiene un proceso claro durante el día y cumple los horarios para que no hayan mayores imprevistos. No espere que después de un día de fiesta, esto sea sencillo. Tampoco espere que si lo aplica por primera vez, rompiendo con malos hábitos, esto resulte desde el principio. Sea persistente y en menos tiempo del que imagina, logrará imponer un nuevo hábito.
  4. Si sus hijos son todavía pequeños, en edades preescolares, necesitan de un reposo a mitad del día, esto puede ser justo después del almuerzo. Aunque no duerma, es importante descansar sin ruido, televisiones u otros estimulantes. Si sí duerme, no permita que sea más de una hora.
Algunos tips para niños y niñas difíciles
  • Si su hijo o hija ha estado acostumbrada a dormir en el cuarto de papá y mamá, debe generar una nueva rutina para que duerma en su propio cuarto. Inicialmente su hijo o hija querrá romper esta regla y pasarse con usted, no permita esto, llévelo cuantas veces sea necesario a su cama. OJO, no inicie otro nuevo mal hábito quedándose a dormir con él o ella.
  • También, usted puede cerrar la habitación de mamá y papá para que su hijo o hija no ingrese. Será doloroso escucharlo llorar del otro lado de la puerta pero esto solo resultará si usted es persistente. Su pequeñín se cansará y se dormirá. Si su hijo o hija tiene 7 años, puede dejarle llorar hasta siete minutos y luego decirle "no te vamos a dejar entrar, tu tienes tu propia habitación, ve a dormir". El tiempo de llanto es proporcional a su edad, antes de salir a contenerlo emocionalmente.
  • No renuncie a su objetivo. Recuerde que usted, en el momento en el que decide ser madre o padre se convierte en educador. Todo esto desarrollará tolerancia a la frustración en su hijo o hija y le permitirá tener muchas buenas noches en el futuro cercano.
  • Sea equipo con su pareja. Tanto mamá como papá deben estar de acuerdo en que quieren llevar esto acabo, de lo contrario no resultará.
  • Puede, si va a hacer un cambio en la rutina, preparar a su hijo o hija, indicarle que esa noche dormirá en su habitación. Si está dentro de sus posibilidades, llévelo a comprar una luz pequeña de las que se conectan en el enchufe y quedan ahí indicando un punto tenue de luz. Si el problema no es el miedo a la oscuridad, puede comprarle una nueva pijama, cobija o cualquier otro elemento siempre y cuando le indique que esto se debe al cambio que se dará.
  • ¡No le pregunte! ¡Infórmele! Uno de los grandes errores que cometemos es preguntar "Mi amor, ¿qué te parece si a partir de hoy duermes en tu camita?", cuando la frase correcta es "Mi amor, a partir de hoy vas a dormir en tu camita, vamos a hacer... (baño, cena, etc., indicando los cambios)".
Esperamos que estos consejos le sean útiles. Póngalos en práctica y cuéntenos cómo le fue. Sea persistente. Escríbanos: psicocrearte.cr@gmail.com




jueves, 6 de mayo de 2010

Detección temprana en problemas de aprendizaje

En esta época del año, cuando miles de estudiantes estan cursando su ciclo lectivo y otros hacen un balance parcial de sus actividades académicas despúes de los exámenes, son muchos los padres y maestros que ven con preocupación cómo el desempeño escolar de sus muchachos no muestra los resultados que todos quisieran. Indagando las causas, es posible que detrás de estas deficiencias se esconda algún trastorno del aprendizaje que, de no ser detectado a tiempo, podría marcar la vida del estudiante hasta la edad adulta.
Aunque no se conocen cifras exactas, los expertos calculan que cerca del 15 por ciento de los niños y jóvenes de edad escolar sufre algún trastorno del aprendizaje. La cifra, sin embargo, puede ser mucho más alta si se tiene en cuenta que muchas veces estos problemas evolucionan sin ser detectados, o son interpretados por los padres como simples fallas del comportamiento, sin que reciban la atención especializada para corregirlos. De cualquier forma, estos trastornos influyen de manera negativa sobre una o más habilidades básicas del estudiante. Pueden disminuir, por ejemplo, su capacidad para deletrear una palabra, hacer razonamientos matemáticos o interpretar un texto que acaba de leer. Asimismo, pueden afectar, en distintas dimensiones, su capacidad para recordar, escuchar e inclusive para hablar.
Estudios científicos prevén que los trastornos del aprendizaje se producen a partir de fallas en el sistema nervioso del niño, específicamente en la forma en que está estructurado el cerebro o en el flujo de las sustancias químicas que hacen parte de sus composición. El asunto es que estas anomalías hacen que el estudiante perciba e interprete la información de una forma no adecuada. Los expertos creen que ciertas predisposiciones genéticas, problemas durante la gestación y algunas condiciones externas, entre otros factores, están relacionados con la aparición de estos trastornos.
Los factores genéticos son los que más peso tienen en esto. Los otros factores son perinatales: alguna falta de oxígeno u otro problema menor en el momento de nacer pueden originar este tipo de deficiencias. También hay aspectos del medio ambiente. Por ejemplo, parece que la toxicidad de los espermatozoides por el consumo continuo de alcohol altera los cromosomas y eso se refleja en un trastorno del aprendizaje".
Los trastornos del aprendizaje son de varios tipos y se manifiestan de diferentes maneras en cada caso. Entre los más consultados ante los especialistas están la dislexia, problema que genera dificultades para entender oraciones y párrafos leídos; la disgrafía, caracterizada porque el estudiante no puede dibujar bien las letras o manejar el espacio en donde escribe; y la discalculia, una anomalía relacionada con la habilidad para entender conceptos y resolver ejercicios matemáticos. Se presentan también los llamados 'trastornos de procesamiento auditivo o visual' que se detectan cuando el estudiante tiene dificultades para comprender el lenguaje, aunque sus facultades para ver y para oír sean normales.
Identificar un problema de aprendizaje no es tarea fácil, pero puede dañar el futuro profesional de un menor. Por eso los especialistas recomiendan que los padres, o quien acompañe al niño en sus deberes escolares, presten atención a varios síntomas que pueden estar alertando sobre la presencia de alguno de estos trastornos. Un niño impulsivo, que se mueve demasiado mientras estudia o ve televisión, no sigue instrucciones correctamente o no puede concentrarse, probablemente necesite ayuda especializada para identificar cuál es el trastorno que padece y qué hacer para controlarlo. Trabajar con demasiada lentitud, invertir el orden de las letras u omitir alguna de ellas y tener un vocabulario pobre para la edad del niño, también son señales de alerta que los adultos deben estudiar.
Cabe aclarar que la mayoría de los niños puede tener alguno de estos síntomas, sin que ello responda a un trastorno psicológico; sin embargo, si presenta dos o más en un tiempo prolongado, probablemente sí lo tenga. De otro lado, antes de considerar la posibilidad de que estas señales sean la manifestación de un trastorno de esta naturaleza, es necesario asegurarse de que el estudiante tenga niveles visuales y auditivos normales. Para ello, es recomendable que, desde muy pequeño, acuda a exámenes periódicos con optómetras y expertos en fonoaudiología o terapista del lenguaje.
Para detectar estos trastornos es necesario tener en cuenta la etapa evolutiva del niño. En edad preescolar, por ejemplo, puede que muestre dificultades en la pronunciación, retrasos en el desarrollo motor, o problemas para identificar colores y formas. Más adelante, en los últimos grados de la educación básica y los primeros de la secundaria, probablemente se tarde en aprender la relación que existe entre las letras y los sonidos, tenga dificultades para recordar datos, o evite leer en voz alta.

• Ochenta (80%) por ciento de los estudiantes con un problema de
aprendizaje tiene dificultades leyendo.
• Noventa y tres a noventa y cinco (93-95%) por ciento podrá leer con normalidad al final del segundo grado si recibe la ayuda adecuada.
• Setenta y cinco (75%) por ciento de los niños(as) que reciben ayuda después de los nueve años de edad padecerá a lo largo de toda su vida dificultades leyendo.

La detección temprana permite dominar casi en su totalidad los problemas de aprendizaje.

Consúltenos llamando a los teléfonos 2283-6798 / 8898-1867/ 8822-9891 o escríbanos a psicocrearte.cr@gmail.com

sábado, 1 de mayo de 2010