domingo, 13 de febrero de 2011

Estrategias para ayudar al estudiante "promedio"


Muchos estudiantes son considerados como "promedio". No se destacan  académicamente, pero tampoco muestran serios problemas de atención o desempeño. Esto hace que en las prácticas pedagógicas no se les preste la atención debida, pues muchos maestros se concentran en impulsar el talento de quienes se destacan y solucionar los problemas de los más atrasados.
Los estudiantes promedio hacen parte de todos los salones de clase alrededor del mundo. Son quienes obtienen calificaciones que los salvan de reprobar, pero que tampoco los ubican en los cuadros de honor. Los maestros saben que estos estudiantes pueden lograr un mejor desempeño, pero son jóvenes que no logran ser motivados y, puesto que no muestran problemas de comportamiento, pasan desapercibidos en el salón de clase.
A simple vista, la situación no parece grave, siempre y cuando estos estudiantes "promedio" no empiecen a engrosar la lista de reprobados. Sin embargo, si se considera que en un salón de clase el 50% de los alumnos son clasificados como promedio, vale la pena apuntar las armas docentes hacia esta población.

¿Cómo reconocer al estudiante promedio?El típico estudiante promedio viene a la escuela regularmente, no tiene problemas de asistencia, casi nunca se mete en problemas, ya sea con los maestros o con otros estudiantes, y sus notas son mediocres pero no terribles, aunque en materias más complejas como matemáticas o ciencias puede llegar a reprobar. Usualmente se sienta en los puestos de atrás y nunca levanta la mano para participar en clase. El síntoma más claro del estudiante promedio es que una vez se termina el año lectivo, el docente prácticamente se olvida de que este muchacho o muchacha estuvo en su clase.
Una de las causas por las que existen estudiantes promedio es la falta de orientación y guía por parte de maestros y padres de familia. Usualmente los padres de estos alumnos  trabajan largas jornadas diarias, por lo que no cuentan con el tiempo o la capacidad para motivar a sus hijos hacia el buen rendimiento académico.

¿Cómo ayudar a estos estudiantes?

- Mejorando el currículo. Los estudiantes en general, no sólo los llamados promedio, se aburren fácilmente cuando las lecciones aprendidas se tornan mecánicas, aburridas y no tienen ningún lazo aparente con la vida real. Aunque muchos maestros afirman que no logran llevar retos al salón de clase porque sienten que los estudiantes sencillamente no están interesados en nada, la verdad es que muchos pierden el interés precisamente porque el maestro no toma riesgos y no es innovador tanto en la manera como presenta los contenidos, como en la selección de los temas mismos.

- No los trate como el promedio. Puesto que no muestran mayores problemas, los maestros olvidan retar y motivar a los estudiantes que no reprueban. Todos los estudiantes necesitan saber y sentir que tienen gran potencial y que la única forma de sacarle provecho es trabajando. Incluso cuando es más fácil quedarse enseñando los conceptos básicos, vale la pena retar a toda la clase para asumir lecciones más rigurosas. No construya su clase alrededor de quienes tienen menor rendimiento, pues esto solo conduce a que los demás se aburran y corre el riesgo de que los talentosos se "adormezcan" y se agrupen en el promedio.

Crea en ellos. Si el maestro asume a los estudiantes como promedio y no les exige más allá de lo asignado, los estudiantes se quedarán en el lugar más cómodo, que es el del menor esfuerzo. Si el maestro demuestra que está convencido de que sus estudiantes pueden alcanzar grandes logros, esto se convertirá en el primer paso para darles el apoyo que necesitan.

-Muéstreles el futuro. Muchos estudiantes no tienen la habilidad de ver hacia el futuro para planear sus vidas y tomar decisiones acertadas. Es tarea del maestro hacerles entender que la educación es el pilar de su vida laboral futura y como tal buscar la forma de conectar lo aprendido en clase con el mundo real y si es posible con el mundo laboral, cualquiera sea la asignatura.

A pesar de que el compromiso que se tenga con la educación y formación es 100% personal, los docentes pueden aplicar técnicas y estrategias que los lleven a crear un ambiente en donde los estudiantes se sientan motivados a atender la clase y sobresalir en sus deberes y proyectos.

 

El adolescente con Deficit Atencional TDAH

El TDAH es una condición o patrón de comportamiento inadaptado de base neurobiológica. Se trata de un trastorno madurativo, que implica ciertas dificultades en la capacidad de mantener la atención y/o autorregular el nivel de actividad e impulsividad. Los adolescentes que lo padecen continúan presentando serios problemas adaptativos en la adolescencia tardía y en la edad adulta.
En el TDAH tienen lugar cambios evolutivos con el transcurrir de los años. La hiperactividad física de la niñez suele ceder al llegar la adolescencia para transformarse en una cierta hiperactividad y dispersión de tipo mental. Suelen persistir las dificultades para mantener la atención y concentración.
El TDAH no sólo afecta al área académica (que suele ser, muy a menudo, el objeto de consulta médica). Puede afectar también a las relaciones con los padres y con los amigos, al autoconcepto y la autoestima, al estado anímico, el humor e incluso, a veces, la propia salud.
Se trata de una alteración en la bioquímica del cerebro que a menudo tiene una base genética. Ante un estímulo cualquiera, uno no puede detenerse y su impulsividad le lleva a desviar la atención o a actuar. Cuando uno oye o ve algo que le interesa, no es capaz de controlarse para detener la atención donde conviene.
El entorno y el ambiente son muy importantes para el control del TDAH. Un buen entorno familiar, unos amigos que lo sean de verdad, una buena escuela y unos cuidados de salud adecuados son puntos clave para hacer más fácil la convivencia del adolescente con su trastorno.

Tips para tener encuenta:
-Son muy útiles las agendas, listas, notas, códigos de colores, rutinas, archivos y recordatorios varios. Es útil todo lo que facilita la atención y evite el olvido.
- Escoger buenas técnicas para estructurar y organizar el tiempo libre. El ejercicio físico debería formar parte del mismo.
- Utilizar un sistema de control. Es importante preparar proyectos y tareas que ayuden a minimizar o eliminar los sentimientos de frustración y poner en marcha un sistema de control. Conviene descomponer en periodos cortos de tiempo aquellas tareas de mayor duración y aprender a priorizar.
- Utilizar “respiros”. Se trata de dedicar un tiempo a reorganizar, con tranquilidad, las propias perspectivas. Sobre todo cuando te encuentres cansado, preocupado o agobiado, puede ser útil que te apartes temporalmente de la situación.
- Utilizar el sentido del humor. Quienes quieran ayudar deberán hacerlo con sentido de humor para evitar generar frustración, ansiedad o agresividad. Por otra parte,  conviene ayudar al adolescente a reconocer sus propios síntomas de TDAH desde esta perspectiva del humor, haciendo broma al hablar de ellos.
- Eligir un tutor. Un amigo,  o uno de los progenitores que puedan ayudar en la organización de las actividades, es importante dar ánimo al jóven.
- . Si  el adolescente ya es suficientemente consciente de su trastorno por falta de atención y concentración, le conviene saber más, informarse. Leer libros y hablar con profesionales sobre este tema.
El hecho de tener  TDAH no es excusa para eludir responsabilidades. El adolescente tiene que ser consciente de sus dificultades, y debe ser protagonista de las acciones que emprenda y que le puedan beneficiar en el entorno social de cada momento. El conocimiento personal de este problema ha de servir para actuar en consecuencia.