miércoles, 21 de abril de 2010

La fobia escolar, el no querer ir a clases.


Es hora de ir a la escuela, el niño se queda en la cama, se niega a prepararse, a subir al automóvil o autobús o a bajarse cuando llega al colegio. Se queja respecto a la escuela, llora, hace pataletas, puede salir corriendo cuando siente la presión de ir a estudiar. El niño o adolescente pueden manifestar deseos de ir a la escuela pero cuando llega la hora de hacerlo resultan incapaces de maneja. ¿Es esto una fobia escolar?
En la fobia escolar el miedo fundamental no es el de ir a la escuela, sino el de dejar el hogar y separarse de la familia. Habitualmente se habla de fobia escolar porque se manifiesta con la escuela, son niños que se muestran con un alto grado de ansiedad, temerosos al contacto con otros niños y también con otros adultos. Las fobias son desproporcionadas a la situación que desencadena la respuesta de miedo y están relacionadas con estímulos que no son objetivamente peligrosos. Interfieren considerablemente en la vida cotidiana del niño en función de las respuestas de evitación, ellos no sabrán explicar exactamente qué es lo que les provoca toda esa ansiedad, pero cualquier tema relacionado con el colegio les produce rechazo. El temor se da de forma difusa, y lo llamativo es que la calma les llega al regresar de la escuela y vuelve a aparecer cuando tiene que acudir de nuevo.
Los temores, tienden a darse con más frecuencia entre los 3 y 4 años, o entre los 11 y 12 años, y afecta a más niños que niñas. Su comienzo en los más pequeños es repentino, mientras que en mayores y adolescentes es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. La fobia a la escuela viene precedida o acompañada de síntomas físicos de ansiedad (taquicardia, trastornos de sueño, pérdida de apetito, palidez, nauseas, vómitos, dolor de cabeza, dolor abdominal) y de una anticipación de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre. El resultado es la conducta de evitación. La fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y una baja autoestima.
Estos temores no pueden ser eliminados racionalmente porque están más allá del control voluntario, para ello será necesario que se le ofrezca ayuda especializada para que pueda superarlo y que además no pierda el ritmo de las clases.
Pero antes de decidirnos a llevar al pequeño al psicólogo, la primera visita que debe hacerse es al pediatra para que sea él el que descarte cualquier otro tipo de problema.


Consejos:
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Es necesario hablar con el niño e ir haciendo que se incorpore a las actividades escolares de forma progresiva. Si se hace cumplir la regla de la asistencia diaria a la escuela, el problema de la fobia escolar desaparecerá gradualmente. En cambio, si no le exige que asista diariamente, los síntomas físicos y el deseo de quedarse en casa se volverán más frecuentes. Cuanto más tiempo pase el niño en casa, tanto más difícil le resultará volver a la escuela. Podrían estar en juego la vida social y la educación futura.
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No reforzar las conductas de evitación (quedarse en casa).
· No se debe prestar atención a los comentarios negativos del niño en referencia a la escuela y, sobre todo, es importante no reforzar las ideas que tiene sobre el colegio. Hablar en casa siempre positivamente de todo lo relacionado con lo escolar, manifestar Interés por su asistencia al centro escolar y la tarea desarrollada en él.
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Ayudar al niño a establecer rutinas también le beneficiará, unido a que el niño establezca las relaciones de los amigos del colegio también fuera de él, así tomará más confianza y se verá más protegido.
· Cuando el niño se alborota al separarse de los padres, la mejor estrategia es informarle, calmadamente, que el padre/ madre regresará y que el niño tiene que quedarse, entonces debe irse rápido. Una separación firme, rápida y con cariño es mejor tanto para los padres como para el niño.
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Facilitar y favorecer al máximo la comunicación.

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